Versículo Clave
"Les daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de ustedes; quitaré de su carne el corazón de piedra y les daré un corazón de carne. Pondré dentro de ustedes mi Espíritu, y haré que anden en mis estatutos."
– Ezequiel 36:26–27
Idea central
Puedes intentar cambiar hábitos, controlar tu carácter, incluso seguir reglas religiosas… pero si tu corazón sigue siendo el mismo, volverás a caer en los mismos patrones. La Biblia dice que nuestro corazón es rebelde y necesita ser reemplazado, no solo reparado. Dios promete: “Les daré un corazón nuevo… y pondré dentro de ustedes mi Espíritu” (Ezequiel 36:26–27).
Jesús explicó esta verdad a Nicodemo en Juan 3:3: “El que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios”. Nacer de nuevo significa recibir una nueva vida que solo Dios puede dar.
Pero, ¿cómo recibimos ese nuevo corazón? La Biblia es clara: Dios lo concede a quienes se arrepienten —es decir, se apartan de su pecado— y ponen su fe en Jesucristo como Salvador y Señor (Marcos 1:15, Hechos 3:19). Sin arrepentimiento y fe, no hay nuevo nacimiento; y sin nuevo nacimiento, seguiremos atados a nuestro pecado y separados de Dios.
Ver la Historia de la Biblia
En Juan 3:1–8, un líder religioso llamado Nicodemo vino a Jesús de noche. Pensaba que Jesús era un maestro especial, pero no entendía que necesitaba algo más que conocimiento: necesitaba nacer de nuevo. Jesús le dijo que este nuevo nacimiento es una obra del Espíritu, no algo que podamos lograr por esfuerzo humano. Y toda persona que cree en Jesús y se arrepiente recibe este milagro: un corazón nuevo y el Espíritu de Dios morando dentro de ella.
Ahora mira el video del pasaje (Juan 3:1–8)
Mientras lo ves, pregúntate: ¿Me he arrepentido realmente y he puesto mi fe en Jesús? ¿O solo he intentado mejorarme sin Él?
Para reflexionar:
- ¿Crees que tu vida refleja un nuevo nacimiento o simplemente un esfuerzo de autosuperación?
- ¿Qué significa para ti “arrepentirte” y “creer” en Jesús?
Ejercicio:
Si nunca te has arrepentido y creído en Jesús, hazlo hoy. Habla con Él y dile que reconoces tu pecado, que crees que murió y resucitó por ti, y que quieres que sea tu Señor y Salvador. Pídele que cumpla Su promesa: darte un nuevo corazón y Su Espíritu para vivir para Él.
Avance al próximo día:
Mañana veremos que este nuevo corazón y el Espíritu Santo no solo nos cambian en un momento, sino que nos guían en un proceso continuo de transformación hasta el día que estemos con Dios.